viernes, 13 de mayo de 2011

ACOGER


13 de mayo

Juan 6,52-59


En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.


 Al  leer el evangelio de hoy, una pregunta nos podemos hacer: ¿qué significa comer mi carne y beber mi sangre que nos dice Jesús?
Para mí, esa expresión significa comulgar, acoger, hacer vida en mi, su proyecto. Que sus sentimientos, sean mis sentimientos; que su actitudes, sean mis actitudes y        que su opciones, sean mis opciones. Y todo con una seguridad. Él acompaña y da  vida. 
El camino de Jesús no es un camino fácil, hay que pasar por la cruz para resucitar con él. Si queremos seguir a Jesús, si sufrir, si padecer dificultades lo tenemos difícil.  Para vivir hay que morir. ¿Cuántos sacrificios han hecho nuestros padres para que nosotros seamos lo que somos hoy? Seguro que se sienten satisfechos. Los esfuerzos han merecido la pena.
Seguir a Jesús consiste en cargar con su cruz y seguirles, por un bien mayor. Él  nos da la vida.



Jesús,
quiero seguirte.
pero me cuesta aceptar
el tener que pasar por la cruz.
Quiero un camino fácil,
sin complicaciones.
Y tú me propone tu propio camino.
Camino de lucha, de sacrificio,
por el bien de toda la humanidad.
Jesús,
hazte presente en mi vida
y transformar mi corazón.