sábado, 10 de diciembre de 2011



Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
- «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
- «Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el Bautista.
Mateo 17, 10-13

Al leer el texto mi mirada se para en una expresión: "lo trataron a su antojo".  Y por vivir así son muchas las buenas noticias que se perdieron.  Si superamos a ciencia cierta que lo que nos propone, lo que nos aconsejan nos llevaría a una vida plena, nos lanzaríamos de cabeza.
En la vida nos dejamos llevar por las intuiciones, los deseos, por lo que produce satisfacción al momento. Y digo al momento, porque si no obtenemos resultado ya; abandonamos inmediatamente.

Jesús es el regalo que Dios nos ofrece. ¿cúanto nos cuesta creer? . Él es la llave que nos abre las puertas de una vida llena de sentido, de luz y de belleza. Pero esto no es al momento. 
Hoy en día son muchas las personas que cierran las puertas de su vida la presencia luminosa de Jesús. ¿cómo está la puerta de mi corazón? ¿Estoy dispuesto para acoger y hacer realidad esa buena noticia en mi vida?

Gracias, Señor, por no haber cedido
a las amenazas de los adversarios
y porque la indiferencia
de los amigos no te desanimó.
Quiero alabarte
por tu generosidad constante.
Tu voluntad de permanecer a mi
lado es mayor que mi egoísmo.
No dejes de querer estar conmigo
cuando yo te rechazo.
Gracias.