jueves, 28 de abril de 2011

PAZ A VOSOTROS


Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):


En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis? ¿por qué surgen dudas en vuestro interior?
Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»



Cuando una experiencia nos cambia el corazón y nuestra forma de pensar y ver las cosas no podemos dejar de hablar y de compartirlo con todo el mundo.
A los discípulos de Emaús les ocurrió eso. No dejaban de hablar, de transmitir lo vivido.
Jesús de nuevo se vuelve a hacer presente. Nos sorprende. Su encuentro nos llena alegría.
Hoy Jesús también va a salir a nuestro encuentro. A través de cada personas, de cada acontecimiento que vivamos hoy. De nuestra parte tenemos que tener el corazón abierto, dispuesto para aceptar y comprender esa realidad que nos llega.
Deja que las realidades, los pequeños detalles transformen tu corazón y sé testigo de esa alegría.



Jesús,
tu cada día sales a mi encuentro.
Te haces el encontradizo.
Te manifiestas en cada detalle, en cada persona,
pero yo tengo el corazón en otro sitio
y no te descubro.
No me dejo sorprender por ti.
Abre mi ojos y me corazón
para descubrirte en el día de Hoy.