martes, 15 de marzo de 2011

La mejor señal. La entrega de la vida.

16 de marzo                                                                                             Lc 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

Nuestra vida está llena de deseos que ansiamos que lleguen a cumplirse. Si mi estudios fueran.. si mi familia… si mis amigos…
No somos muy diferentes a la generación de Jesús. También nosotros queremos signos, para creer, para sentirnos seguiros.
Siempre ansiosos de milagro, de “pruebas”, de señales espectaculares. Pero Dios no entra en ese juego para ganar seguidores. El sólo da una señal la de Jonás.
Jesús nos da una señal con su propia vida, entregando su vida. Sólo tenemos derecho a esta señal: La Muerte y resurrección de Jesús.
La aceptamos o la dejamos. Pero es un camino de vida.


Oración
Jesús,
¡Aumenta mi fe en ti!.
Haz que reconozca tus llamadas y tu presencia.
Quiero ver en ti la señal definitiva de Dios.
Que tu muerte como camino de vocación por amor me haga creer.
Que tu resurrección me abra a la esperanza.