lunes, 7 de noviembre de 2011

No escandalizar



Lucas (17,1-6):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»

Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»


El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar."
Y os obedecería.»


Al leer el texto del evangelio de hoy, dejo que en mi corazón resuene una pregunta: ¿tú escandalizas?

Tu manera de actuar, de hablar, de acercarte a los otros ¿escandaliza?

Sólo ante esta pregunta me toca ponerme  en actitud  humilde y reconocer que hay cosas, actitudes, comportamientos que tiene que cambiar;  pero que necesito que él se haga presente y poco a poco vaya cambiando mi corazón.  La fe me hace confiar y esperar.



La otra parte de texto también me resulta sugerente. ¿Cuándo perdono? Aquellos que reconocen su error, que se han confundido, que siente que han hecho dado. No me cuesta. El reconocimiento lleva ya el perdón en sí. Lleva una actitud de querer comenzar de nuevo. Un deseo de que no se repita.

¿Qué hacer cuando no hay una actitud humilde? ¿qué hacer cuando no existe ese reconocimiento?  Ayúdame a comprender y a saber perdonar .