miércoles, 29 de febrero de 2012

Dios es relación II



Dios es relación.

Hoy cuando está en clase me presentaban un texto del evangelio que me ayudaba a entender con más claridad lo que eso significa.

El texto del fariseo y el publicano que van al templo,  y como  es la oración que cada uno de ellos hace. Uno se encuentra con Dios y el otro no.

El  fariseo le da gracias por todo lo que hace, porque cumple la ley, porque es bueno. El centro es él. Se siente orgulloso de lo que vive y se cree tener a Dios.

El publicano ante la realidad de Dios  con la que se encuentra solo puede reconocer lo que le falta ante ese Dios que es amor infinito. Se siente mirado por Dios y reconoce aquello que le falta… sabe que el proyecto de Dios es exigente. Se siente amado y siente la obligación para con él.

Las relaciones se producen entre dos personas. Los dos dan y recibe. El se siente mirado, amado y siente que él no corresponde a ese amor que ha recibido. Siente su limitación ante la inmensidad del amor de Dios.

Me puedo preguntar y nos podemos preguntar: ¿Hasta qué punto me dejo mirar por Dios?

El fariseo se miraba a sí mismo, veía y reconocía lo que hacía.  El publicano ante la mirada de Dios reconoce lo que Dios quiere de él y reconoce su debilidad para responder a su proyecto.
¿Cómo me dejo mirar por Dios? ¿Cómo me dejo mirar por Jesús?

En la sociedad en la que vivimos son muchas las dificultades que experimentamos. El encontrarnos y dejarnos mirar por él es muy difícil. Vivimos el exterior. Tenemos que ser, poseer, demostrar…. y nuestro interior se queda vacio.

Nuestra vida la llenamos de ruidos, de palabras muchas veces sin sentido. Nos  da miedo entrar en nosotros, nos da miedo el sentirnos mirados y amados por Dios.  ¿Estoy dispuesto a dejarme mirar por él? ¿Estoy dispuesto a que su palabra resuene en mi corazón y trasforme mi vida?

Aquí me tienes… haz lo que quieras de mi.