martes, 4 de junio de 2013


Jesús nos revela el verdadero rostro de Dios, el amorosos Padre-Madre que nos envía los rayos del sol y de la lluvia tanto a los buenos como a los malos sin distinción., el buen pastora que va en busca de la oveja descarriada y perdona y da la bienvenida al pecador que vuelve a su hogar.

ORAR ES ENTABLAR UNA RELACIÓN II
¿Qué imagen tengo de Dios?
El modo de relacionarnos con Dios depende de la manera habitual en la que nos presentamos ante Él o lo evocamos, de las imágenes que  tenemos de Él. Muchas de ellas son negativas, aprendidas en la niñez y, luego, en nuestra familia, educación cultura y religión. En la Escritura,  especialmente en el Antiguo Testamento, se presenta a Dios con alguien que destruye, castiga, condena y amenaza al hombre. 
Dios no lleva cuenta de nuestros fallos. Se echa nuestros pecados a la espalda, por así decirlo. “El amor no apunta las  ofensas.”. Él no se mantiene distante y ajeno a nosotros. Esta siempre cerca. Se llama Emmanuel, es decir, Dios –con – nosotros.
Él nonos ama únicamente si somos buenos. Nos ama incondicionalmente y nos acepta como somos, aunque pequemos y nos separemos de Él.
Tenemos también otras imágenes deformadas de Dios: la de un mercader con quien queremos llegar a un acuerdo, a un trato (“te prometo esto si tú me das eso”) ; la de un titiritero que nos maneja a su antojo a nosotros y a nuestro mundo (“¿por qué  le echamos la culpa de todas las calamidades y desastres? “)  ; la de un curandero a quien acudimos tan sólo en los momentos difíciles.


¿Qué imagen de Dios tengo? ¿Cómo se ha ido formando esa imagen?  ¿qué imagen de Dios me gustaría tener?