Jesús nos revela el verdadero rostro de Dios, el amorosos
Padre-Madre que nos envía los rayos del sol y de la lluvia tanto a los buenos como
a los malos sin distinción., el buen pastora que va en busca de la oveja
descarriada y perdona y da la bienvenida al pecador que vuelve a su hogar.
ORAR ES ENTABLAR UNA RELACIÓN II
¿Qué imagen tengo de Dios?
El modo de relacionarnos con Dios depende de la manera
habitual en la que nos presentamos ante Él o lo evocamos, de las imágenes que tenemos de Él. Muchas de ellas son negativas,
aprendidas en la niñez y, luego, en nuestra familia, educación cultura y
religión. En la Escritura, especialmente
en el Antiguo Testamento, se presenta a Dios con alguien que destruye, castiga,
condena y amenaza al hombre.
Dios no lleva cuenta de nuestros fallos. Se echa nuestros
pecados a la espalda, por así decirlo. “El amor no apunta las ofensas.”. Él no se mantiene distante y ajeno
a nosotros. Esta siempre cerca. Se llama Emmanuel, es decir, Dios –con –
nosotros.
Él nonos ama únicamente si somos buenos. Nos ama incondicionalmente
y nos acepta como somos, aunque pequemos y nos separemos de Él.
Tenemos también otras imágenes deformadas de Dios: la de un
mercader con quien queremos llegar a un acuerdo, a un trato (“te prometo esto
si tú me das eso”) ; la de un titiritero que nos maneja a su antojo a nosotros y
a nuestro mundo (“¿por qué le echamos la
culpa de todas las calamidades y desastres? “) ; la de un curandero a quien acudimos tan sólo
en los momentos difíciles.
¿Qué imagen de Dios tengo? ¿Cómo se ha ido formando esa
imagen? ¿qué imagen de Dios me gustaría
tener?